En uno de esos fines de semana donde lo que se desea es sentir un poco de adrenalina, nos dirigimos a un remoto lugar para hacer una práctica de rappel. Hacia buen clima en la montaña ese día y particularmente había algo de viento, lo cual no impidió que lleváramos nuestra actividad de la forma como estaba prevista. Quienes han practicado esta disciplina, saben que la sensación de estar suspendido en una cuerda a más de 70 metros del suelo es una sensación fabulosa, aunque no todos se atreven a experimentarla. Lleve mi equipo para hacer algunas imágenes de esta arriesgada actividad, lo mejor de todo era que podía quedarme allí tanto tiempo como mi cuerpo lo permitiera para hacer las tomas. No obstante y para llevar un poco de esa adrenalina a las imágenes, los dejo con esa genial pero tan temida mirada donde finaliza la cuerda y nos damos cuenta que estamos viendo el mundo desde una perspectiva poco común.