La soledad no resulta ni buena ni mala por naturaleza, creo que todos en algún momento invertimos algo de tiempo en revisar que sucede en lo más profundo de nuestro ser. Como ejercicio para reconocerme como un individuo que crea constantemente, puede ser una herramienta muy poderosa. Aunque dentro de la sociedad nos acostumbramos a andar con alguien a todos lados, ese momento de privacidad nos brinda una visión única, siempre y cuando sea sin ánimos de auto flagelarnos por aquello que hicimos o dejamos de hacer. Muchas veces paso fines de semana entre los picos de las montañas que rodean mi ciudad, en otras ocasiones simplemente recorro la vasta extensión de playas con las que cuenta este hermoso país, siempre hay un momento de mi para mí y de esta manera escuchar con mayor atención esa voz interna que te recuerda que eres un ser estupendo, que cagarla nos hace humanos y que seguir adelante es una elección. A veces tenemos la creencia que irnos lejos nos ayudara a olvidar o superar algo, olvidando que el viaje más importante es hacia el interior. La imagen que acompaña esta pequeña reflexión la tome mientras daba una pequeña caminata en el Cayo Las Animas en el Parque Nacional Morrocoy ubicado en el Estado Falcón en Venezuela.