Hoy por hoy me reconozco como una persona con infinita capacidad para soñar y sentir. La vida me ha dado muchísimo más de lo que he podido imaginar, al igual que me ha quitado mucho. Aprendí que cada cosa tiene su tiempo y que evidentemente el atreverse a concluir las cosas es de valientes. Elegí tomar el control de cada uno de los aspectos de mi vida, desde como me siento hasta que puedo dar, al punto de reconocer que cada momento es una oportunidad valiosa para actuar desde la honestidad. Así fue mi día, me levante muy emocionado, como si mi alma supiera que algo maravilloso pasaría y así lo fue. Hoy fue un día para soltar, un día para cerrar un ciclo doloroso, lleno de mucho aprendizaje, de mucha conciencia. Cuando venia en el metro esta mañana, me decía, woo que bendecido soy, recordaba con gran detalle cada cosa vivida en los últimos meses, como las respuestas estaban a flor de piel, solo había que tener la voluntad de asumir la responsabilidad que me corresponde y actuar en consecuencia. Hoy la vida me permitió decirle a alguien lo especial que fue, que agradecía infinitamente Dios el que la haya puesto en mi camino, fue una maestra en excelencia. Que desde el infinito amor que siento, le deseaba lo mejor del universo. Aprendí la lección, que desde el amor puedes tenerlo todo. Hoy puedo declarar que el ciclo ha sido cerrado, que el abrazo que tanto había deseado llegó y que estaré infinitamente agradecido por cada uno de los momentos vividos. La huella es imborrable cuando los cambios los sientes desde el corazón y el impacto que generas cuando dejas que la emoción tome el control es profundo y perdurable, permitiendo llenarte de serenidad necesaria para afrontar el nuevo camino. Hoy suelto la carga que me había acompañado, hoy finalmente puedo decir, gracias por ser, gracias por existir!.