Días pasaron antes que tomara nuevamente mi cámara y me dispusiera a hacer algunas instantáneas, la razón?? no me encontraba de ánimos como para dar rienda  suelta a la imaginación. A veces las vivencias del día a día nos bombardean de tal manera que hace que nos olvidemos de nosotros mismos, procuro no caer en esos niveles de stress y recodarme siempre que cada cosa tiene su tiempo, aunque a veces creemos que no es así. Durante ese accionar frenético diario, nos perdemos de tantos detalles a nuestro alrededor que hacen nuestra jornada algo monótona y aburrida, técnicamente hablando. Tomando un poco de conciencia sobre ese proceso de liberación laboral y división del tiempo, me encuentro en casa haciendo labor de jardinería, ya que mi madre me dejo encargado expresamente del cuidado de las plantas que tiene en su cocina. Este espacio tiene la particularidad de contar con el grupo de plantas más delicado de la casa, la razón la desconozco. Entre estas plantas se encuentra un trébol de 4 hojas, amados por muchos por atraer la buena suerte, el mismo tiene algo especial y es que pocas personas me han manifestado haber visto flores en esta planta. Esta flor es muy frágil tiene un tamaño minúsculo y es una belleza inigualable. La imagen que titula este articulo es un regalo para quienes día a día preguntan cuando haré nuevas fotos y recordarles de igual manera que la sutileza de esta flor nos hace caer en cuenta que hay magia hasta en las cosas más pequeñas.