Mi día había sido extenuante por diversos motivos, buena parte de la mañana estuve ocupado haciendo reparaciones en las ventanas de la casa de montaña, para algunos era divertido arrojar bolas de nieve endurecida contra los pequeños vidrios. Luego de haber culminado mi tarea y de haber renovado fuerzas con un almuerzo preparado por mi hermana, salimos a dar un paseo por los alrededores a respirar algo de aire fresco y aprovechar la ocasión para agotar las energías de mis sobrinos. De regreso a casa y con el alma renovada, me preparo para fotografiar el atardecer ya que el día había estado particularmente claro. Esperando la tan fabulosa hora dorada y con respectiva Weißbier en mano, capturo un grupo de imágenes donde sobresale la que gobierna este escrito. A simple vista parecía el disco solar ocultándose tras las montañas, luego de examinar la misma con detenimiento veo como la luz atraviesa espesura del bosque que rodea la ladera de la montaña, dotando a la misma de un aspecto que para mí resulta particularmente fascinante.