Intento calmar mi alma para ser consciente de lo que ante mi vista trasciende, la historia de las cosas con las que interactuamos día a día. Me siento particularmente conmovido por todo lo que esta ventana a presenciado, como desde este alto punto en la montaña ha visto pasar tanto, desde nevadas inolvidables, verdes majestuosos, así como formaciones de aviones durante las guerras mundiales, allí sigue con su misma forma y madera, soportando el duro clima sin queja alguna, sus vidrios rotos renovados por la travesura de algún mortal que la eligió como blanco para alguna bola de nieve o piedra, así es esa ventana. Un objeto con apariencia sutil que ha perdurado en el tiempo, filtrando los rayos de luz del sol, la luna y las estrellas que de manera religiosa hacen acto de presencia frente a ella. No logro precisar que podría decir ella de todos quienes de una manera u otra la hemos reparado, ajustado o limpiado, pero de lo que si estoy convencido es que ella no recuerda como fue, simplemente sabe lo que es y lo hace sin ningún tipo de limitación, dar luz a las zonas oscuras y aire fresco para quienes con ella compartimos