Días pasaron para retomar mis actividades deportivas de montaña. Domingo por la mañana, arropado hasta el cuello y mirando al techo, elijo salir de ese estado de placer inmóvil para tomar digamos que una actividad un poco más física; me levanto alisto mis cosas en 10 min. y salgo decidido a mover el esqueleto y los músculos, el destino elegido fue la ruta Sabas Nieves – Humboltd en el parque nacional el Ávila. Decido tomar la ruta con calma, motivo por el cual puedo sentir un poco más cercano el sendero que recorro, ese olor a vida, a tierra húmeda a naturaleza, impregna mis sentidos. Haciendo una respectiva parada en un lugar conocido como No Te Apures para comer y descansar, me dirijo hasta el lugar donde es posible obtener agua de la montaña, para lo que hay que recorrer un camino bastante angosto para llegar a un pequeño riachuelo. El ambiente tenía una humedad bastante grande, como si hubiera terminado de llover recientemente, esto hizo que a un lado del camino diminutas gotas de rocío se fijaran en las fuertes y pequeñas líneas que formaban parte de la red que construyo una pequeña araña, mi mayor sorpresa fue ver como la luz que se colaba entre la copa de los arboles le daba un matiz mágico a esa construcción,  simple para muchos, pero es un perfecto contraste de cómo somos, o como en teoría deberíamos ser, todo es importante, pero lo más importante es lo que está en el centro y ese ser soy YO.